Joder, estoy agotado; me duele la espalda, y tengo los brazos agarrotados. ¿Cuántas horas ya al volante? Más de ocho, seguro. Pero mi negra suerte, hoy no he hecho más que deambular y ver cómo otros se llevan los clientes. Ni la gasolina de su vieja madre voy a amortizar así. Espera, mira, esos dos desgraciados, ¿quieren cruzar o quieren un taxi? Nada, no hay manera. Sigamos, mi fortuna va a cambiar tras el siguiente giro, joder. Gastar los ahorros para comprar la puta licencia, alquilar el vehículo, toda la mierda burocrática, para no saber ni si voy a poder llegar a fin de mes. Su vieja madre. ¿Qué más podía hacer? Cincuenta y ocho putos años, sin apenas ahorros para jubilarme, y el taller eléctrico del coño de su madre tenía que cerrar. A la puta calle. ¿Dónde iba a encontrar trabajo? Era esto, o portero, o barrendero. Y no sé si me habré equivocado con la elección. Perra vida. No me tocará la lotería y lo mandaré todo a la mierda. No hay más que competencia por todos lados, con esos putos coches privados. Que sí, que sí, que van a regularlo y acabar con los abusos y las irregularidades, dicen esos perros pestilentes del gobierno, y luego nada. Toda la presión para nosotros, los taxistas que se han gastado la pasta en una licencia. Jódete, y haz más horas al volante. Y luego, no tengas un accidente, claro, o se irá todo a la mierda. A ver cómo pago yo otro taxi, o una reparación a fondo. Eso, si no te culpan de todo a ti y te meten en la cárcel. Lo dicho, presión por todos lados. Su vieja madre. Eh, esos de ahí en la parada de minibuses, ¿alguno con prisa? Venga, joder, qué os cuesta, son unos pocos dólares más si compartís la carrera entre varios, mamones. Puercos miserables. A este paso me veo pegado al volante hasta los setenta y cinco. Igual me sale más a cuenta estrellarme contra algún deportivo o un Mercedes, a ver si puedo demandarles y sacarles una compensación… ¿pero qué mierda digo? Acabaría yo reventado, y ni las facturas de hospital podría pagar. Inválido y arruinado. Para eso, mejor muerto. Mira, ya me harté de dar vueltas. Mejor me voy a la salida del metro, a hacer cola en la parada. Con suerte, tengo algún cliente en menos de media hora. O paro por ahí y me echo una cabezadita. Joder, estoy realmente cansado. Pero, ¿cómo vuelvo a casa con la mierda de recaudación de hoy? No, no puede ser, se me cierran los ojos, pero necesito más dinero, necesito más, mierda de vida, necesito…
Sunday, January 5, 2025
Sunday, December 8, 2024
Bosquejos de una sociedad XVII
Saturday, November 16, 2024
De YouTubers a líderes
El culto en edades tempranas a la figura del Youtuber tiene como corolario lógico en la vida adulta el culto a la figura del líder, por lo general un sociópata vociferante y avasallador que ha sabido capturar el ethos enfermizo de su tiempo y transformarlo en energía dinámica, destructiva y negativa, pero no por ello menos poderosa en su coyuntura.
Monday, November 11, 2024
La música trap - Meditación
La música trap tiene algo del lamento ensimismado del fanático religioso, un falso sentido dramático de culpabilidad impostada con el que estructurar un sistema ético deficiente y tambaleante. Tiene esta música el aire patético y enrabietado del profeta al que le gustaría ser ciego y tener visiones, pero sólo sabe cerrar los ojos y maldecir su intrascendencia. La música trap es un signo claro de un tiempo decadente, asustadizo, desintegrador...
Friday, November 1, 2024
Otra vez sobre el Poder
Al Pueblo le queda mucho que aprender, todavía: el Poder hay que otorgárselo, siempre, a quien menos lo busque y lo desee.
Tuesday, October 29, 2024
Sacar fuera
En algún momento, el dolor hay que verbalizarlo, externalizarlo, expurgarlo. No se puede internalizar para siempre, tragárselo, y dejarlo ahí, para que crezca dentro y se pudra. Nos pudra. Eso, a la larga, tiene consecuencias muy negativas. Dramáticas.Y esta ciudad, esta sociedad, no sabe externalizar sus frustraciones, no sabe liberarse de su dolor. Solo engullirlo y esperar a que explote, metamorfoseado ya en otra cosa diferente, pero igualmente horrible. En Hong Kong, no existen ni la expiación ni la reparación. Sólo el daño.