Un blog curioso que en su momento dediqué a mi inefable abuelo materno, Don Gregorio Marassa:
https://abuelomarassa.blogspot.com/
Un blog curioso que en su momento dediqué a mi inefable abuelo materno, Don Gregorio Marassa:
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Es un tiempo de profetas (falsos) que suben sus vídeos sin cesar, y prometen a sus seguidores desentrañar los misterios de un mundo que ellos pretenden haber dominado con coraje y determinación. Dicen saberlo todo porque han aprendido la manera de transformar experiencias en productos mercantiles. Desdeñan la profundidad y buscan la anchura, las cifras exageradas…son esclavos de los números. Escriben y reescriben biblias de lo efímero a diario. Acumulan, pese a viajar ligeros. Mueren extenuados, y no tardan en ser reemplazados, olvidados. Quieren ser los héroes de nuestro tiempo, y yo me pregunto si la heroicidad se puede forzar y registrar como si fuera una escena cinematográfica. La falsedad les rodea, y sin embargo, es imposible no sentirse fascinado y encariñado con alguno de ellos. Son un paseante anónimo, como nosotros, a la vez obscenos y descarados en su exposición, desesperados y extremos en su miedo al anonimato, egos hinchados que cuentan y cuentan sus pasos al éxito o a la obsolescencia. Su vida es nuestra negatividad: lo que no podemos, queremos, sabemos…y sin embargo está ahí, obstinado. Su vida es nuestra ignorancia: siempre han de tener algo que enseñarnos, una lección disponible. Es un tiempo de profetas falsos que suben sus vídeos sin cesar, y yo pienso que el mundo ha de discurrir secreto, silencioso, por otro sendero que nos oculta esta multitud y su verborrea incesante.
Procedimientos. El resultado no importa. Las consecuencias no importan. Lo fundamental es atenerse a los procedimientos, seguir un orden, no saltarse ningún paso. Hay una razón poderosa tras el código vigente, aunque nadie alcance a comprenderla. Las jerarquías inferiores no pueden. Las medias no necesitan comprender. Y las superiores…esas disponen para que el cuerpo apropiado ejecute. Ejecutar; hermosa palabra. Fulgor cortante y resoluto. No dudar. Procedimientos. Los gemidos, el vómito, la sangre, los huesos rotos y los apéndices desmembrados, eso no puede detener un proceso. Sería un signo de debilidad. Un error. Algo humano. Justo lo que nosotros aborrecemos. Leer el código en voz alta una y otra vez, para que las súplicas del sujeto no nublen nuestra mente. Impedir las réplicas y cuestionamientos para no ralentizar el avance. Presentar, ejecutar, cerrar. Hermoso ballet procedimental. Que el movimiento fluya, no importa hacia donde. Ser eficientes. Ser asépticos. Esto es superior a la justicia. Esto es una moral en sí misma. Los muertos y mutilados, las imprecaciones y los llantos, ¿qué nos han de importar si hemos servido con eficacia? Los números son nuestro deber, no las personas. Procedimientos. Homogeneizar; destruir; limpiar. El progreso es un código infalible puesto que no cejaremos hasta que no quede nadie que lo cuestione.
La cultura es un juego de espejos y sugestiones que nos imponen desde pequeños. La tradición es una piedra de Sísifo que nos impide huir de pasados ajenos. La literatura es una mentira, salvo cuando se centra en detalles minúsculos, bordados ínfimos, que unidos por millones configuran nuestras vidas. La política es un escorpión que juega a proteger a sus víctimas, ignorante de cuánto tiempo podrá contenerse. La religión es un humo ascendente e intoxicante. La vida, sólo la vida. Eso es lo que importa. Protegerla. Defenderla. Amarla. Huir de los impulsos de muerte. Ese ha de ser el fin último y único de la razón. Nada más.