Bueno, a ver lo que vendemos hoy. Otro paciente, otro al que le enchufaré todas las medicinas que pueda. Total, no le va a hacer daño, ¿no? Seguro que, de morirse, se morirá de otra cosa. Y el alquiler de este local no lo paga el sistema sanitario público. Me lo pago yo. Y los sueldos de las enfermeras. Y todo. Y así, todos más sanos. Bien embuchados de medicamentos y antibióticos. ¿Qué le voy a hacer yo? Voy a comisión. Que no me vengan con gaitas de supervirus poliresistentes y de responsabilidad social. Que pongan más médicos en el sistema público si no quieren jugar el juego de las farmacéuticas. Pero eso seguro que no lo van a hacer. No les vamos a dejar. De momento, funcionamos bien como estamos. El que no quiera comerse seis horas de espera en Urgencias, que me venga a visitar, salvo que no les quede otro remedio. Y yo le daré lo que necesite y más. Para eso estoy. Y si quieren que recete de otra manera, que me paguen la diferencia desde el gobierno. Pero eso tampoco lo van a hacer. Bastante tengo con tener que dar lecciones básicas de higiene y salud a estos zopencos. Cuídate mejor y no tendríamos que vernos las caras. Tú come como un marrano, fuma, bebe, no hagas ejercicio, estrésate por cosas que no puedas evitar, y, claro, luego ven a que te dé un remedio mágico para tu mala cabeza. Tonto de los… Manda a tus hijos a estudiar medicina cinco años y que te cuiden ellos. Ah, ¿que tus hijos no te quieren ver? Por algo será. Toma, unos antidepresivos junto con el jarabe y la baja de un día en tu trabajo de mierda. Son cuarenta euros, gracias. Desfilando. Y Dios te guarde. Vuelve a verme cuando quieras, ¿eh? Espera, espera, ¿qué me dices, que a tus hijos no les llega el expediente académico para entrar en la Facultad de Medicina? Pues por algo será también, alma de cántaro. Dios nos pone a todos en nuestro sitio, ¿no crees? Resignación y a llevar tu carga con dignidad. O si quieres le pagas la matrícula en una escuela internacional al chaval, a ver si así le suben las notas y puede entrar en una buena carrera. Pero, claro, no te da el sueldo para ello, ¿eh? Dios aprieta… Tranquilo, que todavía tenemos las rondas de entrevistas para los solicitantes de entrada en los estudios para asegurarnos de que los que son como tú, gentecilla pobre e inculta, no entren a reducirnos el nivel en el gremio. Aunque siempre hay excepciones, claro, ¿ves cómo Dios es justo? Aprende a ser más agradecido por lo que te ha tocado. Y no te olvides tomarte las pastillas, ¿eh? Seguro que después te sientes mejor. Y no olvides hacer ejercicio, y ser positivo y quejarte menos. Que yo no soy tu psicólogo, leches. Sólo soy un médico privado en una ciudad de zopencos que no saben cuidarse. Vete a contarle tus penas al doctor del hospital público, y ya verás cómo te despachan. Que esos sí que tienen que lidiar con volúmenes gruesos de pacientes. No les preocupará pagar el alquiler del local, pero les hacen trabajar como si así fuera. Mejor aquí, sin que me jodan con jerarquías y burocracias. Pero, claro, los alquileres están por las nubes. Ya quisiera yo ser de más ayuda, pero… de momento te llevas estas cuatro o cinco medicinas, y ya me darás más las gracias otro día. Hermosa profesión la mía, ¿verdad? Anda que no era yo inocente cuando me metí en estos estudios por vocación humanitaria. ¿O fue por seguir la tradición familiar? Ya casi se me ha olvidado. A ver, siguiente. Uy, esa niña, está muy delgadita, habría que recetarle unas vitaminas, señora, y para el cutis, tenemos una crema que le ayudará a tener la piel limpita de excrecencias, basta con que la enseñen a no ensuciarse, si es que saben, claro. Yo se lo explicaría en más detalle, señora, pero no tengo tiempo, tengo muchos pacientes esperando fuera, y el alquiler de este lugar no se paga sólo, ¿sabe? Mire, de momento se lleva estos tres o cuatro medicamentos…
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