Monday, June 27, 2022

Reflexiones sobre un entorno laboral tóxico (HK, para entendernos)

Voy a intentar poner por escrito algunas de las (muy) desagradables situaciones que he atravesado en mi vida laboral en esta ciudad, con el fin de intentar analizarlas y explicarlas dentro del marco concreto que las ha posibilitado. Esto probablemente me lleve a reflexiones más generales sobre las diferentes ideologías y hábitos que conforman una sociedad concreta en un tiempo determinado, la falta de atención a los problemas mentales (tanto por parte de las víctimas como de los perpetradores) que la normalización del abuso y/o la injusticia generan y promueven, sobre todo en el ámbito laboral, etc. Espero que, de algún modo, lo escrito sea de provecho para mí y para quienquiera que acabe leyendo esto.


Algo muy llamativo en Hong Kong es la tendencia en entornos laborales institucionalizados (universidades y escuelas concretas), y también en los puramente privados,  a funcionar como grupúsculos de comportamiento, digamos, casi gangsteril. En estos grupúsculos hay un líder claro, un segundo de a bordo sumiso con el líder pero agresivo con todos -o con los que “sea necesario”- por debajo (la mano derecha que le hace “el trabajo sucio” al jefe, y suspira por heredar "el trono" pronto), y un grupo de fieles que, cuando sea necesario, habrán de hacer piña y justificar y defender públicamente las actuaciones y opiniones de los líderes. Estos grupúsculos suelen tener un carácter más o menos cerrado (es típico el uso de frases como "aquí somos una familia" y similares), en el que hay una salida periódica de elementos “no necesarios” o no afines, y la difamación y el uso de rumores y acusaciones falsas suelen ser su modus operandi favorito. En ocasiones, no muchas, pueden recurrir a la amenaza física más o menos directa (a mí me ha sucedido en un caso). Entre las diversas explicaciones de esta tendencia a la creación de grupúsculos “gansteriles” en esta ciudad podemos citar: el corporativismo tóxico inherente al carácter ultra-neoliberal del lugar, la falta de regulación laboral y de leyes que aseguren la transparencia en el lugar de trabajo y, finalmente, el carácter eminentemente jerárquico y vertical de las sociedades confucianas (aunque esto no es óbice para que los occidentales residentes en el lugar adopten, con mucha frecuencia, y quizá con la falta de un entorno de “conocidos” que los observe y juzgue, esta actitud con pasmosa facilidad). Este tipo de ambiente laboral es endémico en HK en los departamentos universitarios en los que se forman (no merecen tal nombre pero se lo daremos por ahora) “equipos de trabajo”, sobre todo en aquellos en los que existen diferencias contractuales importantes entre unos elementos y otros (profesores con contratos a tiempo completo y aquellos con contratos a tiempo parcial, que suelen ser seleccionados a dedo por el líder de grupo correspondiente, por ej.). Entrar en esos grupos viene condicionado por un análisis de conveniencia, afinidad y fidelidad por parte de dicho líder, lo cual deja los supuestos atributos profesionales (experiencia, titulaciones, etc.) en un lugar muy secundario. Esto, sin duda, contribuye al intrusismo y desprofesionalización crónicos que plagan el mundo del ELE en Hong Kong, prácticamente desde sus inicios históricos. Semejantes prácticas semi-mafiosas (o directamente mafiosas) se extienden con frecuencia también, por contagio e irradiación, a otros ámbitos educativos como los institutos, escuelas, centros de idiomas, etc. Todo esto podría resumirse en esa vieja expresión del español que es "merienda de negros", definición por desgracia frecuentemente aplicable al ELE en esta ciudad.

Para mí, esto se ha traducido con más frecuencia de la deseada y saludable, en “encontronazos” con grupúsculos gansteriles que funcionan mediante la lógica del “x me ha dicho de ti que eres y (la veracidad de lo dicho, por supuesto, nunca es importante), y como yo tengo buena relación con x (variable humana que, por cierto, suele arrastrar a sus espaldas historiales de conflictos y abusos con más de una persona; nunca, o casi nunca, podemos entender el caso como una rencilla personal) uso sus rumores y sus mentiras como criterio de juicio profesional, puesto que te considero en una posición indefensa ante cualquier acusación que pueda presentar". La debilidad legislativa en lo laboral de la ciudad, así como la tendencia a funcionar en círculos cerrados y opacos de una antigua colonia (un antiguo nido de piratas, también podríamos decir) así como de la organización tradicional en el mundo chino (repleto, históricamente, de sociedad secretas, asociaciones, clanes y cadenas de favores) normalizan la anomalía de que la difamación se tome como juicio válido. No menos importante es el carácter marginal del ELE en la urbe, en comparación al menos con la enseñanza del inglés o de otros idiomas históricamente más asentados e institucionalizados. Cuando esta “normalización” de prácticas laborales reprochables se reproduce y se copia de una universidad a otra, de un instituto a otro, de un colegio a otro, tenemos la consolidación de lo que podríamos llamar un “campo laboral tóxico”, en el que las normas no escritas importan tanto o más que las escritas. Volviendo a mi caso concreto, yo, en los últimos meses, he llegado a la conclusión de que es bueno, en o tras una entrevista, recordar a los participantes, especialmente a los no hispanohablantes, la necesidad de comprobar toda información o acusación presentada, y no caer en el juicio pueril y precipitado que un difamador intenta generar. De vez en cuando, aunque no con la frecuencia que me gustaría, funciona…


Otro asunto digno de mención es la profunda penetración de organizaciones religiosas, a veces de forma abierta, a veces de forma encubierta, en el mundo educativo de esta ciudad. Algo que tiene mucho sentido si estudiamos la configuración histórica del sector educativo en HK desde sus inicios coloniales hasta hoy. Esto hace que cuestiones ajenas por completo al ELE, tales como la labor pastoral o las evaluaciones de tipo ideológico, aparezcan con más frecuencia de la deseada entre los factores determinantes en la contratación de un profesor. En el caso del español, es muy llamativa (aunque no sorprendente) la presencia extensiva del Opus Dei y sus miembros en el campo ELE en Hong Kong. Cabe decir que el uso de la enseñanza de lenguas como vehículo de proselitismo es algo habitual en estas latitudes, no sólo en la ciudad de HK, sino también en el conjunto del sureste asiático.


Sirva esto como advertencia y llamada de atención para todos aquellos interesados en mudarse a esta ciudad y dedicarse a la enseñanza del ELE. Una autoevaluación de en qué medida se podrá adaptarse e integrarse a estas prácticas “no escritas” subyacentes al campo ELE en la zona es algo más que recomendable, sin que tenga que servir lo dicho hasta aquí como impugnación de todos y cada uno de los miembros de este campo, pero sí del habitus que lo conforma y sus prácticas más o menos habituales…


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