Hoy se ha publicado en varios periódicos y medios locales de lengua inglesa el último ranking de las ciudades más caras del mundo, en el que HK, nuevamente, ocupa la primera posición. Por supuesto, el foco de esta lista es el modelo de vida y los costes asociados de los llamados "expats", o trabajadores de clase media-alta o alta, gente con movilidad internacional y dotados de una larga lista de privilegios. Ver en las redes sociales los lloriqueos y quejas de aquellos pertenecientes a dicha clase social, y cómo denostan las políticas sanitarias anti-covid y las huidas de capital de la ciudad hacia lugares de presente más dinámico -que no más democrático-, mientras que ninguno quiere siquiera mencionar las raíces de la especulación y la burbuja inmobiliaria en esta ciudad, me molesta, incluso me ofende. Me pregunto si alguno de estos "sufridos" expatriados se habrá parado siquiera a pensar que, si ellos pierden ventajas y poder adquisitivo, la gente "normal" de esta ciudad ha de estar, muy posiblemente, en una situación económica y vital mucho, muchísimo peor. Si dejamos a un lado a los "parásitos" rentistas (aquellos que tienen más de una vivienda en propiedad) y a aquellos que han heredado su vivienda, básicamente el resto de la población trabajamos para pagar el alquiler de un piso minúsculo y de baja calidad, y si llegamos a ser capaces de ahorrar un mínimo de forma ocasional y hemos cometido el atrevimiento de tener hijos, las necesidades básicas de estos se llevarán ese ahorro. Pero, claro, el drama y lo importante es que a muchos expats ya no les cunde tanto como antes vivir en HK...pues ya saben dónde está el aeropuerto, menos quejarse y más empacar. Y que conste que quejarse en sí no debería ser nunca ningún delito; pero sí es significativo de las ideologías y estructuras sociales de un lugar. Asco de sociedad/ciudad ultra-neoliberal...
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