En serio, ¿realmente es posible para un niño en el actual sistema educativo de HK lograr completar todas las tareas que se le van a demandar para validarle y permitirle acceder a los estudios universitarios, sin tener que hacer los padres una inversión económica de un modo/grado u otro para “pagar” la superación de obstáculos absurdos y difícilmente justificables? Día a día, semana a semana, mes a mes, mis hijos reciben tareas y deberes para los que no se les prepara suficientemente en el colegio, y tales tareas se convierten en un medidor del “éxito” académico de los críos. Es sencillamente imposible para los chavales completar estos “obstáculos” o marcas de definición de cara a los profesores sin la ayuda de un adulto (uno que lea y escriba chino con fluidez, al menos en nuestro caso). Por tanto, aquellas familias que no puedan proporcionar, bien el capital social de poner a diario un adulto a disposición de estos chicos, bien el capital económico de contratar a tutores a lo largo de la educación de sus vástagos, quedarán casi inevitablemente excluidas de la aparente meta última del proceso educativo, la cual es aquí muy claramente el acceso a la universidad y la promesa de ascenso, o cuanto menos mantenimiento, de la escala social de la familia a través de las generaciones. El sistema educativo se presenta así como un mecanismo restringente de la movilidad entre clases, una forma de asegurar que los hijos de los pobres sólo tendrán acceso a ambientes sociales y laborales de gente pobre, no importa cuánto esfuerzo le intenten poner los pobres chavales (quienes, lógicamente, acabarán desanimados por la dificultad, o incluso imposibilidad, de completar las tareas demandadas a diario únicamente a través de su propio esfuerzo) y un nuevo elemento especulativo a través del cual absorber recursos financieros de las familias para dedicarlos a escuelas privadas (internacionales, aquí), tutores, etc. Otro lamentable rasgo ultra-neoliberal más de esta ciudad…
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