Creo que un objetivo vital y compás moral mínimo en la vida podría ser algo así como “procurar no ser tóxico a los que me rodean, y aportar hechos positivos en vez de lo contrario”. Puede parecer un objetivo sencillo y humilde, pero no lo es en absoluto; especialmente cuando los que te rodean son gente agobiante, tóxica, sociópatas (no todos, por supuesto, pero una proporción demasiado significativa), o sencillamente personas pasivas que condonan o normalizan el comportamiento de los anteriores. En circunstancias y coyunturas así, ser una buena persona es una opción ética que demanda un esfuerzo casi constante y que probablemente traerá más conflictos que recompensas. Aún así, una vida sin un compás moral resistente y positivo es una vida desperdiciada en la parte más baja y animal del espectro humano.
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