A ver, otra dosis de miseria humana hoy, otra dosis de neuras infantiles y mierda de subnormal egocéntrico que no sabe acallar su conciencia. A ver, otra dosis de meter positivismo por no decir “claro que sí, hijo de puta, te mereces no dormir por las noches. Claro que estás muy jodido, y peor has dejado a las personas con las que trabajas, y a tu familia, normal que tus hijos te odien. Anda y jódete si te sientes mal, te lo mereces. Hazle un favor al mundo y muérete”. Otro día de ver cómo los cabrones con pasta de esta ciudad vienen a que les repares la armadura para seguir machacando a la gente normal. Otra jornada de hacer que lo insano se sane para seguir pudriéndose y pudriendo todo lo que toca. Eso paga mi piso, y mi coche deportivo, y mis vacaciones, y mis vicios… Igual un día me hago eremita y os digo la verdad y os mando a tomar por el culo a todos los sociópatas que tengo por clientes. Pero no va a ser hoy. Tampoco mañana, no te creas. Joder, qué chorradas. Te gusta. Sabes que estás metido en esta espiral de mierda que es este mundo del revés. Tu construyes su realidad psicológica, les entrenas para blindarse, y ellos te pagan muy bien por ello. Contribuyes a la sociedad. Claro que sí. Eres un miembro productivo de esta ciudad. Sin ti, todo se vendría abajo. Estarían perdidos como las ratas enfermas que son en una campaña de desinfección. Ellos son los timoneles del día a día y tú, tú, ¿quién eres? Su conciencia, o mejor, su lavado de conciencia. Te regalo una conciencia, mierda humana, que ni eso tenías, y por el mismo precio te la lavo. Es tan fácil, puro mecanicismo cuando te acostumbras… Los psicólogos estamos para ayudar a la sociedad. Claro, por eso estudiamos esta carrera. Sólo que se les olvidó decirnos exactamente a quién teníamos que ayudar, ja, ja, qué broma más cabrona. Y la cartera acaba mandando. ¿O tú te crees que este despacho, y estos muebles tan modernos y elásticos, y la señorita en la recepción, lo pagan las buenas intenciones y el amor por el prójimo? Bueno, no exageremos con la broma, ¿eh?, que los domingos soy el primero en la congregación en preocuparme por mi gente. Si supieran lo que pasa por aquí entre semana…si supieran lo que mueve a estos miembros destacados de nuestra sociedad armoniosa y rebosante de virtud. Igual Fromm tenía razón. Pero esta no es tierra de super egos. Este es un lugar mucho más primitivo, aunque se vista de sofisticación. Es la historia más vieja del mundo. Tan cruel como hace miles de años. Así que nada de utopías. El presente y ya está. Espíritu corporativo, por favor. Hiciste lo que tenías que hacer. No tenías otra salida. No es tu responsabilidad, ellos te lo mandaron, ¿verdad? Si no hubieras sido tú, lo habría hecho otro. No nades contra la marea. No te ahogues como un gilipollas. Has triunfado y te lo mereces. Tú, tú, tú. Y que se jodan ellos. No tengas remordimientos. Eso es cosa de perdedores, y tú no eres de esos. ¿Ves? Ponemos una tirita y ya no existe la herida. Eres un campeón. El favorito de los jefes. Enhorabuena. Tómate esto y las pesadillas desaparecerán. Ya verás qué bien duermes. Créeme, yo tengo un título universitario y varios Másters, sé de lo que hablo. ¡Ups!, mira, se nos acabó el tiempo de la sesión. No te olvides de pagar al salir, si no lo has hecho ya, ¿eh? Y vuelve pronto, yo estoy aquí para ti. Soy tu medicina, y tu incapacidad para tirar tus escrúpulos por el retrete mi fuente de ingresos. Pero no te preocupes, que ya te enseño yo cómo hacerlo. Como enseñar a un crío a limpiarse el culo después de cagar. Aleccionador. Ya te digo, me gustaría hacer otra cosa, algo más altruista, más…cristiano. Je, qué broma más cojonuda. Quizá cuando me jubile. Necesito muchos capataces estresados, jefecitos esquizofrénicos, esposas buscando que las enseñen a hacer equipo de nuevo con el hijo de puta que escogieron para mearse en el mundo juntos. Sí, corazón, a eso se le llama triunfar, y huele a mierda cuando nadie viene a limpiar los restos de la fiesta. Ay, qué pena, que te toca hacer la limpieza a ti y no estás acostumbrada, claro. Tranquila, que yo te enseño. Bonitas tetas artificiales, por cierto. Nada, nada, código deontológico, soy un profesional, lo que pasa en este despacho no saldrá jamás a la luz. Salvo que me paguen por publicarlo más que tú por las sesiones, claro. No es personal. Tú en mi lugar harías lo mismo. Yo en el tuyo, pues otro tanto. Todo el mundo se baja los pantalones, ¿qué no? Y al que no quiere, se los bajamos a la fuerza entre los demás. Y ese se lleva la peor parte. Por capullo. ¿Pero a quién se le ocurre tener principios en esta ciudad? Y todos, todos, vendréis a mí a que yo os repare por dentro. A que os haga funcionales otra vez. A que os dé la absolución, y a ser posible sin penitencia, o con lo mínimo, que vamos con prisa, ¿eh? Para eso estoy, mis queridos sociópatas trajeados, para ayudar, no para juzgaros ni para cambiaros. Faltaría más. ¿Un mundo mejor? No seas pánfilo. Eso puede esperar. Hoy vamos a cenar a ese nuevo restaurante de la Guía Michelín, y quizá ya mañana, si eso… desde que Pepito Grillo se hizo cocainómano las cosas marchan mucho mejor, no veas cómo ha mejorado la productividad. ¿Suicidios? No, eso es tabú aquí, no me jodas la cena con tu cantinela, ¿eh? Déjalo correr. Total, no eres tú…