Sunday, November 6, 2022

Bosquejos de una sociedad II

Otro día más recibiendo los rayos del sol. Otro día más trabajando para tener algo que comer en algún momento del día. Toda la vida ha sido así. El destino parece una montaña inabarcable que se te derrumba encima para la abuela Zse. Huir de los japoneses, correr hasta que las zapatillas sean harapos y los pies un amasijo ulcerado de sangre y barro. Esta escoria de fantasmas blancos no ha sido capaz, finalmente, de protegernos o siquiera protegerse de los japoneses, enjambre de parásitos asesinos…escóndete, bien, hija, que no te vean, que no puedan violarte, me dijo mi madre antes de despedirse de mí. Si fueran tan sólo los japoneses… Y cuando se acabó la pesadilla de la invasión, ¿qué ganaste, cómo mejoró tu vida? Trabajos limpiando, fregando platos, recibiendo órdenes, ganando lo justo para no morirse de hambre, y esos inútiles fantasmas blancos que vuelven a apropiarse de todo y abusar de nuestro buen carácter… quién sabe si no estaríamos mejor como en el otro lado de la frontera, donde al menos China la dirige la gente china, sean rojos o demonios o lo que quieras que sean, pero al menos no son estas serpientes blancas, con su lengua de escamas venenosas y su arrogancia y sus dólares manchados de la humillación y sudor de la buena gente. Dicen que al otro lado se mueren de hambre y tienen que comer la corteza de los árboles. Vete a saber. Por mi parte, tantos días de mirar al suelo, uno tras otro, ya casi no puedo recordar el color del cielo o de qué color son las flores en las copas de los árboles en esta temporada… y luego ese engaño efímero del romance, él fuerte, subiéndose a esos andamios con la destreza de un rey mono, y haciéndome la corte como un noble a las hijas del rico mercader. Todo muy hermoso, por fin, hasta que llegó la niña, ¿por qué una niña primero?, me dijo él, qué mala suerte hemos tenido…imbécil. Y luego el cerdito regordete, tan gracioso. Pero un día los bambúes estaban mal atados y él se cayó, y yo tuve que alimentar a todos y trabajar y pagar, y pagar, el alquiler primero, hasta que nos dieron aquel piso del gobierno, y la escuela, y alimentos, y trabajar, y pagar…y su familia en China, perdida en vete a saber qué ola de mala fortuna. Menos mal que estaba mi buena hermana, mi vecina Wu. Qué habría sido de los niños y de mí sin ella. Y ahora los muchachos trabajan donde pueden, porque todo es tan caro, tan desquiciadamente caro, para alimentar a mis nietos y no acabar como yo, empujando este carrito día tras día, hasta que me reviente el espinazo. Porque antes moriré por agotamiento vendiendo estos cartones a los recogedores que pedir una limosna. Mis hijos cuidarán de mí, ya lo verás, ahora no les va muy bien, pero no me dejarán morirme de hambre, ya lo verás. No quiero regalos de desconocidos, por quién me habrán tomado…por cierto, esta resma necesita más agua, así, que se empape bien, tiene que pesar o me darán una miseria a cambio… el cartón y el papel cada día valen menos. Incluso las cajas de metal ya no valen nada, las hay por millares, por todas partes, los ricos se comen sus galletas como cerdos y luego lo tiran todo por ahí… cuánta injusticia bajo el cielo…por cierto, ¿estará ya libre él?, ¿cuánto tiempo me había dicho el abogado que estaría allí dentro? Puercos, encerrar a la buena gente, con la cantidad de miserables que anda por el mundo, porque mis niños no podrían hacer nada malo. ¿Habrá salido ya la niña de la escuela? Debería visitar a su abuela más a menudo, ¿o es que se avergüenza de mí acaso?, ¿o será su madre? No sé si he criado personas o raposas…seguro que les llenaron la cabeza de estupideces cuando eran niños, en esas escuelas de religiones extranjeras, tonterías todo. Un hijo chino nunca abandona a sus padres, cuida de ellos y les da todo lo que necesitan. Pero mis pequeños no son malos, sólo han tenido mala suerte, pasan un mal momento, todo es tan, tan caro ahora. Ya verás, un día vendrán con una caja de tartas de huevo a visitarme. Tengo que adecentar la casa, pero… ¿dónde encuentro la energía después de empujar este carrito y toda esta basura todo el día desde la mañana? El gobierno tendría que quitarles a los fantasmas blancos todo ese dinero que nos han robado y distribuirlo entre la gente pobre. Nos lo merecemos. Algún día lo harán. Ahora China es poderosa y fuerte, dicen. ¡Ay, por qué no habré podido nacer unas pocas generaciones más tarde para disfrutar de la vida! Vivir es hermoso, dicen. ¿Y qué se yo? Hay que seguir trabajando para tener algo que comer más tarde hoy. No quiero sentarme otra vez en el McDonald’s a esperar que alguien se vaya y deje comida en su bandeja. Vaya, estos cartones no se hinchan, necesitan más agua. Ojalá pudiera sentarme a comer unos bollos de cerdo en el restaurante y hablar de los regalos que me han traído los hijos…Vaya, mira esas caras, no conozco a nadie, ¿dónde se habrán metido todos? No seas perezosa, vieja inútil, vamos, levántate y empuja, hay que buscar más materiales, y todavía tienes que subir la cuesta…


Hong Kong, 6 de noviembre de 2022


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