Hoy me ha dado por reflexionar sobre el papel de los supervisores y gerentes en esta ciudad, y su relación con la alta toxicidad laboral y social del lugar. En prácticamente todos mis trabajos en HK me he topado con supervisores/gerentes carentes por completo de lo que podrían considerarse “virtudes profesionales” (al menos en un sentido positivo), y con un historial de aportaciones propias a su entorno laboral prácticamente vacío. En su lugar, estos personajes tienden a parasitar el trabajo ajeno, a apropiárselo; al mismo tiempo, tienden a generar todo tipo de tareas inútiles con las que reducir o simplemente destruir la productividad de los que consideran sus subordinados. El efecto que estos supervisores generan entre sus compañeros de trabajo es el de un absoluto desinterés por proponer innovaciones o mejoras, una desidia crónica que impide cambios y mejoras. La forma muchas veces arbitraria o meramente casual en que estos personajes han accedido a su posición laboral puede ser un signo claro de cuál va a ser su comportamiento. Me pregunto hasta qué punto cierto complejo de inferioridad o inseguridad pueden contribuir al desarrollo de estas actitudes tóxicas. ¿Soy yo el único que ve esta repetición de maneras y procederes como un patrón repetido en el mundo laboral de HK? Espero que no. Y si esto es un patrón, y no una mera acumulación de casualidades, ¿dónde tiene su origen, es algo socialmente alimentado y alentado? Yo diría que sí. Diría que un hecho como este nos dice mucho sobre los pilares y fundamentos de una determinada sociedad, sus valores y creencias más arraigados, no siempre para bien.
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