¿Disciplina? No, gracias. La disciplina forzada a base de castigos la aprenden hasta los animales más simples. No desarrolla el espíritu ni la voluntad, en todo caso los mutila. Lo que verdaderamente separa al ser humano de su naturaleza animal es la auto-disciplina, el afán de mejorar en todos los aspectos día a día y de forma constante. A ver si vamos aprendiendo a diferenciar estos dos conceptos...
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