A los ricos, por lo general, se les nota la buena crianza y los muchos cuidados especiales que reciben, en particular cuando son niños. Sin embargo, también por lo general, con el pasar de los años se les va cayendo encima un aura de tirantez acídica y un tufillo de caníbal descompuesto que, por mucho que hagan para disimular, les afea como personas. Es el peso de la deshonestidad.
Wednesday, March 28, 2018
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