Una cultura de rebeldía sin sacrificio ni autodisciplina genera caos. Una cultura de sumisión y obediencia sin sentido crítico ni empatía genera monopolios y dictaduras. Al final, los que se aprovechan de una y otra situación tienden a ser el mismo tipo de (malas) personas. Algún camino habrá, pienso yo, por el medio de tan tortuosas direcciones.
Tuesday, February 23, 2016
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