Hong Kong es una ciudad de muertos vivientes: vivos por fuera y muertos por dentro.
Morirse por dentro es un proceso triste, gradual, silencioso. Todo se va tiñendo de gris poco a poco, los colores destiñen y los ojos se cubren de legañas. La ceguera inducida es uno de los síntomas últimos de esta muerte parsimoniosa.
El gobierno, en prevención de un exceso de cadáveres móviles, ha construido nichos-oficina que hagan las veces de cementerio para todos sus muertos. "Muertos, sí"-se oyó decir a algún ministro-"pero bien cuidados y limpios".
Sunday, October 28, 2012
Monday, August 20, 2012
La velocidad frívola del viaje
El sentido trascendente del viaje se ha perdido con la aparición de la aviación de alta velocidad y altura y largas distancias. Antes, al viajar se atravesaban países, ciudades y paisajes, se transcurría por caminos y se tenía conciencia de las distancias y las evoluciones del viaje; ahora, basta con subirse a un avión enorme y desconectarse del mundo por unas cuantas horas para bajarse en el otro extremo del planeta. El mundo ha dejado de ser una sucesión encadenada de lugares, interconectados en una progresión asimilable por nuestros sentidos, para convertirse en un millón de "cajas" aisladas e independientes, banderines en un mapa virtual que ni siquiera existe.
Quizá por eso prefiero viajar en tren o automóvil a hacerlo en avión.
Quizá por eso prefiero viajar en tren o automóvil a hacerlo en avión.
Tuesday, June 12, 2012
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