Raíces de mandrágora (reconstrucción de un improbable árbol genealógico)
Durante muchas décadas, quien sabe si no han de ser siglos, el origen de los Marassa ha angustiado a muchos de los que ostentan tal nombre y ha enfebrecido la imaginación de historiadores y fabuladores. Voy aquí a aportar mi pequeño puñado de arena en la construcción de esta pirámide inversa que es la búsqueda fantasmágorica de los raíces del apellido Marassa.
Yo provengo de la rama española de los Marassa. Los Marassa de España vienen todos, cuenta la leyenda, de la misma familia. Dos arquitectos de Sicilia, uno de ellos mi tatarabuelo (pero no me pregunten el nombre, pues todo aquel al que han tildado de luciferino ha de olvidarse de sí mismo y su herencia para reconstruirse como pura luz en el extremo inverso, el de la santidad) que fueron contratados para construir un tunel en mi provincia, León. Mientras se realizaban las obras, ambos hermanos conocieron a sendas hembras leonesas de las se prendaron, casándose al poco tiempo y estableciendo la rama española de los Marassa.
Esta historia tiene la variante de que hay quien dice que los hermanos Marassa no vinieron de Sicilia, sino de Córcega.
Finalmente, lenguas maledicentes relacionan el augusto nombre de nuestra familia con las hechicerías practicadas en el Caribe, donde los Marassa son dos hermanos demoníacos con frecuencia invocados en las sesiones de voodoo. Curioso que fueran también dos hermanos los que emigraran a España; esto a dado lugar a comadrerías sin fin con las que mancillar el buen nombre de la familia.
Más sorprendente aún es encontrar que en otras latitudes se repita este patrón, y sean siempre dos hermanos los que parezcan fundar el nombre familiar en uno u otro lugar. ¿Seremos acaso los Marassa la prolongación de un arquetipo que nos condena a caminar por este mundo incompletos, ying sin yang, árbol desarraigado que intuye pero nunca encuentra su otra mitad? Después de haber recorrido medio mundo guiado por un afán angustioso de huída invertida, retorno a sí mismo, sigo esperando el encuentro catalizador con mi hermano maldito, ¿o acasó seré aquel mítico elegido en el que ambos hijos del subconsciente se transforman en un sólo ser, el perfecto santo demoníaco, luna y sol brillando a la vez?
(16-02-09)