Sunday, October 13, 2024

Imperfecciones

 Un mundo que busque la perfección habrá de ser, por definición, cruel, y por lo tanto disfuncionalmente imperfecto.

Sunday, October 6, 2024

El Festival de los Fantasmas Hambrientos

Es ese día del año en el que las puertas del infierno se abren. Las cenizas revolotean y son lanzadas por el viento todavía caliente contra las caras de los incautos paseantes. En bidones ennegrecidos y consumidos, arden los papeles votivos. El dinero del averno, los aparentes juguetes de papel que quieren redibujar la memoria de los difuntos y sus posesiones y anhelos. En una esquina del complejo residencial de viviendas de protección oficial, entre las ocasionales ratas y cucarachas, un fantasma cárdeno de cuello raquítico, boca minúscula y vientre hinchado, parece caminar pausada y penosamente, como si el miedo estuviera en su piel macilenta y sus huesos marcados, y no en los vivos. ¿Has escuchado el resonar metálico del gong en el templo? Su eco parece esparcirse por las calles. Más te vale haber rendido el debido tributo a los antepasados. Más te vale respetar la tradición y no despertar habladurías entre los viejos. “Qué mal hijo”, “No quiere gastarse el dinero en hacerle un regalo a su familia; en vida del finado era igual”, “si nadie nos recuerda cuando estemos en el infierno, nuestras penas y sufrimiento serán iguales o peores que en este mundo”, “juventud ingrata, ¿para qué os criamos y nos sacrificamos por vosotros?” … El fuego de la tradición quema al inconformista, lenguas de azul y rojo escupidas en boca de los mayores, repetidas como una cantinela obsesiva por los niños en sus juegos de aprendizaje de crueldad. No camines pegado a la pared, estúpido. No cuelgues la ropa por fuera de la ventana. No saques fotos en la oscuridad. Asegúrate de que cuando vuelvas a casa no lo estés haciendo en el último tren o autobús. Cuidado con dejar los palillos clavados en el cuenco. Sólo un gwailo imbécil abriría un paraguas dentro de una casa en estas fechas. Respeta a los muertos. Sube la colina del cementerio con el incienso y las ofrendas. Recuerda. Pide perdón. Honra. Perdona. Borra lo malo, antes de que se materialice y venga a perseguirte en las horas solitarias. Ten miedo. Mira las llamas consumir nuestros esfuerzos vanos contra el olvido y deja que las jerarquías se te peguen con su olor profundo e irrespirable. Servir a los muertos es sólo la metáfora de la sumisión a los vivos. Y cuando todas las ceremonias estén concluidas, lleva a los viejos al restaurante y demuestra tu amor filial pagando por el menú más caro del establecimiento. No olvides tomar muchas fotos de todo y subirlas a la aplicación. Eso es. Comer para aplacar a los fantasmas hambrientos. Darles tu dinero para que vuelvan contentos a la oscuridad por otros doce meses. Cumplir las obligaciones, sentirte parte de unas costumbres y un pueblo milenarios. Esperar tu turno de cruzar la puerta del infierno y visitar a los vivos.

Wednesday, September 18, 2024

Bosquejos de una sociedad XVI

Sha Tin. Domingo. Tarde de caballos. Vamos a cambiar nuestra fortuna en las carreras. O quizá sólo a dejar pasar otra semana, pensando otra vez en escapar de una miseria perenne. Una o dos cervezas. Depende de a quién encontremos. Esta semana he estudiado los periódicos, he leído las estadísticas, he descifrado los signos de la riqueza. ¿Azar? No. Para que luego digan que los pobres no sabemos usar la cabeza. Allá vamos todos: en el metro, en el autobús. Hacinados, como siempre en la vida. Sería bueno volver en la primera clase, después de haber ganado en un par de carreras. Un cambio. Nada de pedos, codazos, gilipollas malencarados. Nada del día a día. Ya llegamos. Aquí está el hipódromo. Enorme. Este terreno debe valer su buen dinero. ¿Cuántas viviendas de protección oficial se podrían construir en esta tierra? El suelo debe estar bien abonado con las cagadas de los caballos. Hasta podría hacerse una escuela con una huerta para los niños. No. Eso no da dinero. Esto sí. Esos fantasmas blancos no hacen nada si no piensan que van a extraernos la riqueza con ello. Bueno, al menos es un espectáculo entretenido. Y puedo escapar del piso y dejar de cocerme y agobiarme en una habitación minúscula. Tengo que encontrar dónde se esconden esas chinches que me están matando cada noche. Sí, aquí mejor. Casi me siento un dandy, con el pantalón largo y la camisa. Algo bueno tuvo que dejar la vieja madre de esos piratas británicos. Que se vayan ellos y dejen los caballos. A ver, qué tenemos en la primera carrera. Estudia bien los resultados. Los nombres, eso es importante. Un mal nombre trae mala suerte. ¿Cuánto apostamos de entrada? Poco, o acabarás comiendo fideos con nada, o arroz en sopa toda la semana. No sería la primera vez que te pasa. Cabeza fría. No pidas una cerveza, espera. Vete al baño antes de que se empuerque todo. Importante. Alguna vez, hasta vómitos te encuentras. No me jodáis el domingo, ¿eh? Esta tarde nadie me da órdenes. Esta tarde la vida me va a regalar todo lo que me negó desde que nací. A ver, los nombres…Ya está. Sí. Este va a ser. Es una corazonada. A la mierda el método y las estadísticas. Me lo susurran los fantasmas de este lugar, que me conocen bien de verme todas las semanas. Pon un poco para comenzar. Con cautela, no estropees la diversión demasiado pronto. Venga, vamos a la ventanilla. Bueno, tengo la rueda de mi destino girando ya en este papelito. Busquemos un lugar cómodo para ver la carrera. ¿Están paseando ya a los animales? No importa. Todos estos pobres idiotas no saben que voy a darle un vuelco a mi vida de perro callejero, en muy poco tiempo. Me lo merezco, joder. Mandar a la mierda a todos los cabrones que me gritan órdenes y me insultan de lunes a sábado, por unas decenas de dólares cochambrosos. Se acabó el sobrevivir. Quiero un poco de ese lujo que sale en las televisiones, esas cosas que se hacen en los pisos superiores de los rascacielos de cristal. ¿Por qué yo no, a ver? Ya está bien de vivir en cuchitriles. De ver ratas y cucarachas por todos lados. De reventarte doce horas al día para cobrar mierda, y que nadie aprecie el esfuerzo. De no saber cuánto vas a aguantar, o si tendrás para comer cuando te pongas enfermo o las nubes te vuelvan a entrar en la cabeza, como el año pasado. Ya toco ese desfile de platos en el restaurante, y la muchacha hermosa en su minifalda trayéndome otra botella de cerveza. Ya veo esa vida que algunos dicen que existe en esta ciudad. Esto va a empezar. Ya están alineados. Bueno, este momento de ilusión al menos no me lo van a quitar, ¿verdad? Venga, dale. Eso es. ¡Más rápido! ¡Más rápido! Tu vieja madre. Dale fuerte en el flanco. Venga. ¡Más rápido! ¡Más…! Joder. Tu vieja madre. Joder. ¿Es que los cielos no se cansarán nunca de verme sufrir? Quizá la siguiente carrera. El viento y el agua no estaban alineados todavía a mi favor. Sí, eso es. La siguiente carrera. Vamos a la ventanilla…

Thursday, September 12, 2024

Jaulas

¿Los pisos jaula? ¿Que si los conozco? ¿Si existen? Por supuesto. No, no son miles. Para nada. No es algo tan común. Pero existen. Desde hace mucho tiempo. Quizá siempre han estado ahí. ¿Que quieres verlos? ¿Para qué? ¿Vas a dormir hoy en uno, imbécil? No, tú no podrías, no es para gente como tú. Eres demasiado palidito y estás demasiado perfumado para eso. Tu vieja madre. ¿Qué es lo que te interesa tanto de estas jaulas? No son más que eso: barrotes, hierros juntados con forma rectangular, una entrada, separaciones, y una plancha para que descanse el pobre infeliz que lo alquila. ¿Nunca has visto una jaula grande? Pues eso. Es mera utilidad. La estética no existe para el pobre. Esas mierdas son para cerdos bien cebaditos como tú. ¿Que quieres sacar fotos? ¿Para tu canal? Cabrón. No te diviertas observando la miseria ajena. No somos animales de zoológico, dispuestos para divertir a turistas de mierda como tú. Te mereces que te metan en una de esas jaulas y te dejen ahí, encerrado, gritando y meándote encima hasta que pierdas la razón. Es para volverse loco, ¿verdad? Lo loco es que, unos kilómetros más allá, haya cabrones que tengan casas tan grandes que no sepan ni cuántos baños y salones tienen, ¿no te parece? Igual puedes ver algunas de esas jaulas en la calle, aireándose y secándose al sol después de un lavado. Lo más vomitivo no es tener que dormir ahí, sino la gente que te lo alquila. Esos sí que son unos hijos de su vieja madre. Y luego no quieren saber nada si hay robos, bronca, lo único que dicen es que no quieren manchas, ni sangre, ni heces, ni meado… Es su puto hotel, ¿verdad? No se lo estropees. ¿Que cuántos tipos de jaulas existen? No te jode. Con vistas al mar o al callejón, si te parece. ¿Quieres que te cuente un secreto? Mira, existen muchísimos tipos de jaulas. Algunos apartamentos son jaulas, los han subdividido, un dormitorio y ya está, y pueden ser mucho más claustrofóbicos que soñar entre barrotes. Los albergues del gobierno pueden ser como jaulas. Anda que no hay mala gente ahí. Algunos incluso duermen en ataúdes, y hay que pagar por ello, ¿eh? Ni hacerte el muerto es gratis en este lugar. Guárdame el secreto, anda. Acércate. Mira, piénsalo despacio, ¿no te has dado cuenta todavía? Toda esta ciudad, toda, es una gran, enorme, horrible jaula. La gente se piensa que es libre, pero no es verdad. Estamos todos atrapados. Todos. Nadie puede escapar. Primero te agotarán hasta la muerte, antes que dejarte marchar con algo de valor dentro de ti. Nadie escapa de esta jaula sin dejarse un pedazo de cuerpo atrapado entre los hierros herrumbrosos y los alambres. Nadie. La mayoría se dejan el alma, al menos eso. ¿Y tú, hijo, qué crees que vas a tener que dejarte para siempre aquí, a cambio de que te permitan marchar?

Thursday, September 5, 2024

La Ciudad de la Violencia (XIV)

                    La ciudad de los espejos

¿Quiénes somos? ¿Quién habita este lugar? No lo sé. Demasiados espejos. No somos más que reflejos. Cegadores. Cóncavos. Alargados. Convexos. Achatados. Fragmentados; especialmente esto. Los espejos están ahí para que no podamos vernos los unos a los otros. Para que la imagen nos persiga y nos ciegue. Para que la luz se torne sombra. Colocaron todos estos espejos en cada calle, en cada pared y en cada fachada, y ahora los reflejos nos ahogan. Imposible esconderse, buscar un punto muerto a través del cual desaparecer. Mira. Mira. Es obsceno cerrar los ojos y no mirarse, susurran los cristales esmerilados. En algunos edificios, incluso los suelos y los techos son de cristal. Pero es un cristal duro, un material que resiste los golpes de la carne y los huesos contra su superficie, por el que la sangre forma ríos coagulados fáciles, muy fáciles de limpiar. Los suicidas ya no se lanzan desde las azoteas para huir de sí mismos, sino para adorarse hasta el paroxismo final. Los mendigos gritan a sus gemelos con grandes aspavientos y amenazas masculladas. Nadie se siente seguro cuando camina, demasiados ángulos, demasiadas refracciones, demasiados ojos. Aunque nadie parezca ser capaz de mirar más allá de sí, aunque las multitudes sean una obscenidad compacta y desvirtuada. Mira. Juzga. Señala. Carcajéate. Humilla. Ese es el objetivo. Un mundo plano. Como los espejos. Una superficie lisa. Una división constante. El todo dejó de existir. Sólo existen los reflejos. Sombras que relumbran. La oscuridad es un elixir al que sólo los ricos acceden. Dicen que en la oscuridad se puede descansar. Se puede pensar. Incluso de maneras divergentes. Pero aquí, en las calles de esta ciudad, los espejos…


Saturday, August 31, 2024

Ethos

 El fanatismo religioso y el fanatismo político son los dos ejes de pensamiento tóxico que dominan el ethos social de Hong Kong. Ambos invalidan la posibilidad de la empatía al construir discursos excluyentes de "dentro/fuera de...", y en último término potencian el egoísmo y los actos sádicos de linchamiento comunal como ritual establecido. Ambos constituyen buena parte de la esencia intratable de esta ciudad. La herencia colonial de desigualdad y arribismo, el (sin)sentido neoliberal de la existencia y la tendencia osificante de las tradiciones constituyen, básicamente, el resto de dicha esencia.

Monday, August 26, 2024

Escritores o profesores

 Se puede ser un profesor que, ocasionalmente, escribe libros. O se puede ser un escritor que da clases para llegar a fin de mes. O una cosa o la otra, pero nunca ambas a la vez. Nunca.